Brasilia (EFE).- Varios campamentos que reunían a radicales bolsonaristas frente a cuarteles del Ejército fueron desmantelados este lunes, entre ellos los de las principales ciudades del país, tras los ataques registrados el domingo a las sedes de los tres poderes, en un intento de golpe de Estado.
El principal campamento, ubicado en Brasilia, fue desmontado desde primeras horas por las autoridades en una acción pacífica en la que fueron arrestadas unas 1.200 personas.
«Desactivamos el campamento que sirvió como cuartel general de los inaceptables actos antidemocráticos de ayer», dijo Ricardo Cappelli, secretario general del Ministerio de Justicia y quien está a cargo de la seguridad de Brasilia hasta fin de mes, por orden del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Cappelli aseguró que «no se permitirá el regreso de los manifestantes» al área donde se encontraba, en un terreno militar anexo al Cuartel General del Ejército.
Sin mayores incidentes
El campamento de Brasilia fue el primero en desmontarse este lunes luego de que el magistrado Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo, ordenara, la pasada madrugada, desactivar en un plazo de 24 horas todos los asentamientos de ese tipo.
Según reportes de las autoridades, en al menos otros nueve estados se desactivaron este tipo de asentamientos o se adelantan acciones para su desmonte.
En la mayoría de casos no se han registrado incidentes, salvo en Belén, capital del estado amazónico de Pará, donde cinco personas fueron arrestadas por poner resistencia.
La decisión del juez del Supremo se produjo luego de los ataques de bolsonaristas radicales a las sedes del Congreso, la Corte Suprema y el Palacio presidencial de Planalto, en un intento por derrocar a Lula.
En la sede del Tribunal Supremo, del Congreso y en el Palacio de Planalto, sede del Gobierno, los radicales causaron cuantiosos daños, destruyeron mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos.
Escenario de destrucción en Brasil
Pese a la tranquilidad reportada, en la Plaza de los Tres Poderes, que separa el Palacio Presidencial de Planalto, la sede del Congreso y la sede del Supremo Tribunal Federal, el escenario era de destrucción, con pedazos del piso removidos, hierros retorcidos, basuras esparcidas por todas partes y hasta cápsulas de gases lacrimógenos.
Los rastros de destrucción se extendían por varios de los jardines de la Explanada de los Ministerios, la amplia avenida en la que están ubicadas las sedes de los ministerios y que culmina en la Plaza de los Tres Poderes.
Dentro de las edificaciones igualmente quedaron los rastros del violento ataque, con cientos de ventanales quebrados, sillas arrancadas, equipos destruidos y obras de arte damnificadas.
Imagen que muestra los destrozos en el Palacio de Planalto tras el asalto de manifestantes bolsonaristas a edificios gubernamentales, en Brasilia (Brasil). EFE/ André Coelho
Las fuerzas de seguridad ya recuperaron este domingo el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por cientos de seguidores radicales del exmandatario Jair Bolsonaro, en Brasilia.
Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Fueron alrededor de cuatro horas y media durante las cuales los manifestantes bolsonaristas camparon con libertad por esas instalaciones, generando destrozos en el interior, mientras otras decenas rodeaban los edificios, algunos de ellos equipados con palos.
Bolsonaristas arrestados
Al menos 1.200 bolsonaristas fueron detenidos este lunes en el campamento que habían montado frente al cuartel general del Ejército en Brasilia desde las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo contra las sedes de los tres poderes en Brasil.
Según el Ministerio de Justicia, los bolsonaristas detenidos fueron conducidos en al menos 40 autobuses hasta la sede de la Policía Federal, donde serán identificados para intentar establecer si participaron en los ataques violentos del domingo y fichados por si en un futuro surgen pruebas en su contra.
Los presos se sumarán a las cerca de 300 personas detenidas el domingo por su responsabilidad en los ataques.
El desalojo fue pacífico y se produjo luego de que el magistrado Alexandre de Moraes, uno de los once miembros de la Corte Suprema, ordenara el desmonte de todos los campamentos montados por bolsonaristas frente a cuarteles militares del país y desde el que defendían un golpe de Estado en Brasil contra Lula.
Lula ha prometido en un pronunciamiento encontrar y castigar a los «vándalos fascistas» que «destrozaron todo lo que encontraron a su paso» en Brasilia e identificar a los posibles «financiadores» de esos actos antidemocráticos.
El episodio vivido ha recordado a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro.
Al menos 10 periodistas agredidos en los actos golpistas
Bolsonaristas radicales invaden el Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto, sede de la Presidencia de la República en Brasilia (Brasil). EFE/ Andre Borges
El Sindicato de Periodistas de la capital brasileña ha contabilizado diez casos en los que periodistas de medios brasileños y extranjeros que cubrían estos sucesos fueron agredidos o robados en Brasilia.
Entre los agredidos, se encuentra una periodista de la revista New Yorker, que recibió golpes y fue derribada por los manifestantes, y una fotógrafa del medio brasileño Metrópoles fue golpeada a puñetazos y patadas por diez hombres.
Otros profesionales, del diario O Tempo y de la televisión Jovem Pam, fueron agredidos y los atacantes les llegaron a amenazar con armas de fuego.
Los radicales también obligaron a varios fotógrafos a borrar las imágenes que habían tomado, entre ellos un profesional de la Agencia EFE.