El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dado este lunes un paso crítico en la confrontación con Ucrania y Occidente al ordenar el envío de tropas rusas a las regiones separatistas del este de Ucrania. Tras un discurso feroz y ardiente, plagado de referencias históricas y críticas a Kiev, a Estados Unidos y a la OTAN, el jefe del Kremlin ha firmado este lunes un decreto de reconocimiento de independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania.
Ese aval a las autoproclamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk dicta además el despliegue en la zona de soldados rusos para realizar funciones de “mantenimiento de la paz”.
El decreto, que llega acompañado de otros de “amistad y reconocimiento mutuo”, alimenta también la posibilidad de una intervención mayor del Kremlin en la antigua república soviética. El gesto, supone el recrudecimiento del conflicto en torno a Ucrania y eleva la tensión con Occidente, que ya estaba en un punto álgido.
Putin, que había defendido fervientemente los acuerdos de paz para el Donbás, dinamita con su firma la diplomacia. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y varios países europeos se apresuraron a pedir duras sanciones contra Moscú.
En un discurso televisado a la ciudadanía rusa, al final de una sesión del Consejo de Seguridad de Rusia convenientemente coreografiado y radiado en todos los canales estatales y en el que ha escuchado a sus asesores argumentar la necesidad de reconocer la independencia de las dos regiones secesionistas, Putin ha acusado al Gobierno de Ucrania de ser una “marioneta” de Estados Unidos.
También le ha culpado de contribuir a crear un Estado fallido y de llegar al poder a través de un golpe de Estado: la revolución del Maidán que hace ocho años derribó a un presidente aliado del Kremlin y consagró el viraje del país del Este hacia Occidente.
Putin, que ha puesto en marcha la mayor oleada represiva de la historia moderna contra cualquier disidencia, ha cargado contra el Ejecutivo ucranio por “reprimir a la oposición”, le ha acusado de ser un “régimen nazi” que está cometiendo crímenes humanitarios contra los ciudadanos rusoparlantes del Donbás y de iniciar una ofensiva militar para retomar el control de las zonas secesionistas, que Kiev perdió en 2014, cuando inició el conflicto alimentado por Moscú.
“En cuanto a los que capturaron y se aferran al poder en Kiev, exigimos que cesen de inmediato las acciones militares”, dijo Putin. “De lo contrario, la responsabilidad total por la posibilidad de que continúe el derramamiento de sangre recaerá total y completamente en la conciencia del régimen que gobierna el territorio de Ucrania”, advirtió.
Pocas horas después de la publicación de los decretos, una columna de vehículos blindados se adentró en la región de Donetsk bajo control separatista, según relataron varias fuentes a la agencia rusa Interfax.
El reconocimiento, que el Kremlin ya ha notificado a Francia y a Alemania —mediadores de los acuerdos de Minsk para el Donbás que se mantenían congelados y a los que Putin se ha estado refiriendo de forma constante—, y el envío de tropas a la zona es una señal de alto voltaje que aboca a un agravamiento de la crisis en la antigua república soviética.
La medida puede derivar en un conflicto militar entre Rusia y Ucrania, ya que los líderes separatistas alzados por el Kremlin para liderar Donetsk y Lugansk reclaman toda la región del Donbás y controlan solo un tercio del territorio. La letra pequeña de los decretos —que este martes ratificará la Duma, el Parlamento ruso—, y una posterior regulación lo revelará.
El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que en cuanto un solo tanque o un solo soldado entrase en Ucrania, Moscú se enfrentaría a durísimas sanciones incapacitantes. Este lunes, el rublo se debilitó un 1,40% a 77,16 por dólar, por el temor a esas nuevas sanciones, informa Reuters.
Algunos expertos y kremlinólogos sostienen que, tras la medida de este lunes, Putin podría tratar de capturar más territorio siguiendo ese patrón e, incluso, intentar expandirse por el país. Durante la sesión del Consejo de Seguridad, el jefe de la Guardia Nacional de Rusia y antiguo guardaespaldas de Putin, Viktor Zolotov, apuntó esa posibilidad al insinuar que Rusia necesitaba controlar algo más que las partes de Donetsk y Lugansk en manos de los separatistas para “eliminar” la amenaza del viraje hacia Occidente de Kiev y su camino hacia una OTAN con armas nucleares. Otros creen que el gesto apuntala sus maniobras para desestabilizar Ucrania y al Gobierno de Zelenski.
El País