Benjamin Mendy, Mason Greenwood o Ryan Giggs, entre otros, han sido noticia en los últimos meses por presuntos delitos sexuales, destapando un problema de violencia machista enquistado en la sociedad británica.
Greenwood es el último caso de la Premier League. Un chico de 20 años, jugador del Manchester United que ha sido acusado por su novia de maltrato y violación, a través de vídeos y fotografías que ha publicado en sus redes sociales. El jugador inglés permanece en custodia policial, mientras intentan esclarecer los hechos que denuncia su pareja.
Las imágenes aportadas por Harriet Robson, novia de Greenwood, son perturbadoras, mostrando moratones y cortes, además de haber salido a la luz un audio en el que el futbolista presuntamente fuerza a Robson a mantener relaciones sexuales con él. El United ya le ha apartado del equipo, y no entrenará ni jugará con los ‘Diablos Rojos’ hasta que se esclarezcan los hechos.
En una situación parecida está Benjamin Mendy, del Manchester City, que desapareció de los terrenos de juego en verano después de que se le acusara de varios delitos sexuales. Desde entonces, el defensa francés ha sido acusado por cinco mujeres de siete cargos de violación y uno de asalto sexual. Los hechos se produjeron entre octubre de 2020 y agosto de 2021.
El campeón del mundo ha estado detenido desde agosto y salió bajo fianza a principios de este año, a la espera de que se celebre el juicio que dictamine si es inocente o culpable el próximo 27 de junio.
A la espera del juicio está también Giggs, aún seleccionador de Gales. La leyenda del United fue detenido en noviembre de 2020 cuando la policía acudió a su residencia por la alerta de un vecino al escuchar una fuerte discusión. Giggs fue acusado de maltratar psicológicamente a su expareja durante años y de atacar y causar daños físicos a la hermana de esta.
El galés, que fue rápidamente apartado de su cargo de seleccionador hasta que se resuelva este incidente, se declaró inocente y está a la espera de que se celebre un juicio que tendría que haber tenido lugar este mes de enero, pero que se ha retrasado hasta agosto por «falta de fechas» en el juzgado de Mánchester.
Y los escándalos no paran aquí. Este verano, un futbolista del Everton, cuya identidad no ha sido desvelada hasta que se defina la investigación, fue detenido por sospechas de pedofilia. El jugador fue suspendido por el club y no ha jugado desde julio.
Pero este problema no es exclusivo de los futbolistas. Azota también a la sociedad británica y fue palpable durante la pasada Eurocopa, en la que Inglaterra alcanzó la final que perdió en Wembley contra Italia.
Desde que comenzó el torneo, el número de personas, un 90 % de ellas mujeres, que llamó al teléfono contra la violencia machista aumentó un 5 %, respecto a las semanas anteriores.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Lancaster en 2013 demostró que cuando Inglaterra ganó o empató un encuentro, los casos de violencia machista aumentaron un 26 %, mientras que, cuando el combinado nacional perdió, se incrementaron en un 38 %.
Sin embargo, el Centro Nacional para la Violencia Machista (NCDV, por sus siglas en inglés) apuntó que los casos reportados durante la Eurocopa podrían ser «solo la punta del iceberg», ya que muchas víctimas de abusos generalmente esperan un tiempo para denunciar, si es que consiguen hacerlo.
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