El Vaticano ha compartido este domingo 20 de octubre de 2024, a través de su página web oficial, los versículos de la Biblia correspondientes a la liturgia dominical, acompañados de una profunda reflexión del jefe de la Iglesia Católica, el Papa Francisco. El Santo Pontífice, Jorge Mario Bergoglio, continúa acercando la Palabra de Dios a los fieles, realizando lecturas bíblicas diarias que son compartidas en las misas celebradas durante toda la semana.
Para que los creyentes tengan al alcance de la mano el mensaje divino, se destacan los pasajes de la Sagrada Escritura seleccionados para este domingo. Aunque la Sagrada Escritura tiene una antigüedad considerable, el mensaje de Dios siempre ofrece apoyo y orientación para nuestro día a día. Por tanto, es fundamental recordar los siguientes pasajes de Isaías.
La Primera lectura es del Profeta Isaías en Is 53, 10-11: «El Señor quiso triturar a su siervo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos.»
Igualmente, la Segunda lectura es de la carta a los Hebreos en Heb 4, 14-16: «Hermanos: Puesto que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.»
Los versículos de la Biblia para este domingo también incluyen el Evangelio según San Marcos:
Parte 1: Lectura del santo Evangelio según San Marcos
Parte 2: Mc 10, 35-45
Parte 3: «En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: ‘Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte’. Él les dijo: ‘¿Qué es lo que desean?’ Le respondieron: ‘Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria’. Jesús les replicó: ‘No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?’ Le respondieron: ‘Sí podemos’. Y Jesús les dijo: ‘Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado’.»
La palabra del Papa Francisco para el domingo 20 de octubre
El Papa Francisco ha compartido una profunda reflexión sobre la humildad y el servicio en su interpretación del sacrificio de Cristo, enfatizando que Dios no se encuentra distante, sino que se ha sumergido en la historia humana para ofrecer amor y compasión. En su mensaje, el pontífice destaca que el verdadero amor se manifiesta en la humildad y el servicio, instando a los fieles a abandonar la búsqueda de prestigio y a adoptar una mentalidad de servicio, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien se humilló para lavar los pies de sus discípulos.
Francisco también subraya la importancia del Bautismo como una fuerza transformadora que impulsa a los creyentes a vivir en la dirección del servicio. Al invocar la gracia del Espíritu Santo, el Papa invita a los cristianos a renovar su compromiso de ser siervos en la comunidad, recordando que esta inmersión en Jesús no solo es un llamado a la acción, sino también una fuente de fortaleza espiritual que debe ser alimentada constantemente.
El Santo Padre enfatiza que, al igual que Jesús compartió las pruebas y sufrimientos de la humanidad, los fieles están llamados a compartir las cargas de los demás con amor y compasión. Esta actitud refleja la verdadera esencia del Evangelio y fortalece la unidad y el espíritu de comunidad dentro de la Iglesia.
Finalmente, el Papa Francisco anima a todos los creyentes a acercarse con plena confianza al «trono de la gracia», tal como se menciona en la carta a los Hebreos, para recibir misericordia y encontrar la ayuda necesaria en el momento oportuno. Es un llamado a vivir una fe auténtica que se traduzca en obras de amor y servicio hacia los demás.
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