SAN FRANCISCO — Juan Soto dio tres pasos y miró hacia el dugout visitante del Oracle Park, observando a sus compañeros de los Yankees mientras estallaban de emoción, siguiendo el vuelo de un jonrón que puso a su equipo en ventaja. El dominicano lanzó su bate al aire, golpeó su pecho y se unió a la celebración, trotando alegremente por la línea de la primera base.

Perdiendo por dos carreras en el noveno inning contra uno de los mejores cerradores del juego, el dominicano Camilo Doval, algunos equipos podrían haberse rendido, pasando la página hacia el día siguiente. No este club. El segundo bambinazo del juego de Soto se fue a las gradas entre el jardín derecho y el central, ayudando a impulsar una noveno inning de cuatro carreras y una victoria por 7-5 sobre los Gigantes para completar la barrida en la serie.

“Estamos pasando un gran momento. Tenemos grandes momentos”, dijo Soto. “Nos estamos divirtiendo; eso es todo lo que puedo decir”.

Los Yankees han ganado 22 de 27 juegos después de completar una gira por la Costa Oeste en la cual ganaron siete de nueve duelos. Cuando el venezolano Gleyber Torres conectó el quinto lanzamiento de Doval al jardín central para apuntarse un sencillo, completó una visita al plato que, entre varias, calificaría como lo que el mánager Aaron Boone describió como “algunos turnos al bate salvajes” para terminar el juego.

“Eso fue lo que encendió todo, justo ahí”, aseguró Aaron Judge. “Tienes a un tipo saliendo del bullpen, sabiendo que vas a ver 102 [mph], un slider desagradable, dos costuras. Que él (Torres) saliera allá afuera y tomara ese gran turno… eso encendió a todos en el dugout. Dijimos, ‘Oye, vamos a alimentarnos de eso’. Que pase el siguiente en la fila”.

Aunque quedaría oscurecido por el jonrón de Soto, los Yankees señalaron la intensidad de José Treviño en la siguiente jugada como un ingrediente clave. Trevino bateó un roletazo lento y corrió rápidamente hacia la primera base, superando por poco el tiro de Brett Wisely desde la segunda base para evitar un doble play.

“Darlo todo,” comentó Treviño. “Obviamente, sé quién está bateando detrás de mí y sé lo importante que es que esos muchachos lleguen al plato”.

La parte alta del orden tuvo esa oportunidad contra Doval, una secuencia de nombres bien pesada para cualquier lanzador. Anthony Volpe aprovechó una recta cortada para conectar un triple hacia el callejón entre el jardín derecho y el central. Mientras Volpe corría alrededor de las bases, Treviño logró anotar: “Lo di todo, la marcha más rápida que tengo. No se rían” pidió.

Entonces llegó Soto al plato. Después de que Judge se llevara el protagonismo en las dos primeras noches de la serie, Soto reclamó el centro del escenario el domingo.

Habiendo ya conectado un cuadrangular en la primera entrada contra Blake Snell y ejecutado un toque a la perfección en el quinto que ayudó a producir una carrera, el cañonero zurdo golpeó con fuerza una recta cortada sobre el corazón del plato, enviando la pelota a una distancia proyectada por Statcast de 398 pies sobre la pared entre el center y el right para su 17mo jonrón del año.

“Eso es lo que hace. Lo hemos visto todo el año”, resumió Judge. “Aparece en los momentos importantes, contra uno de los mejores cerradores del juego que está lanzando hasta 102 millas por hora. Tuve un buen asiento en primera fila para ver eso. Fue impresionante”.

Judge, el capitán, expresó un sentimiento similar. Después de haber escuchado tanto aplausos como abucheos durante este regreso a la zona de la Bahía, Judge se fue satisfecho con un fin de semana que cumplió las expectativas como uno que recordará, especialmente ese último inning.

“Puedo pensar en años anteriores e imaginarme las veces en las que probablemente habríamos perdido un juego así, enfrentando al cerrador con una ventaja de dos carreras y con los tres bateadores fallando en fila por la vía 1-2-3”, reconoció Judge. “Este equipo es diferente”.

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