Por Frank Valenzuela
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido un pilar fundamental en la transformación de la sociedad dominicana desde su fundación. En la actual coyuntura, se hace imprescindible destacar los aportes significativos que esta organización ha brindado y reafirmar la importancia del legado del profesor Juan Bosch, su fundador.
El PLD fue fundado con un propósito claro: promover el desarrollo social y económico del país con un enfoque en la transparencia y la integridad. Juan Bosch, un visionario y maestro, predicó estos valores desde el inicio, y su legado continúa siendo una guía esencial para la organización. Bosch no solo fundó un partido político, sino que estableció un movimiento dedicado al progreso y a la justicia social.
En estos tiempos difíciles, es crucial recordar y clarificar el orgullo de ser peledeísta. A pesar de las derrotas y desafíos, el PLD sigue siendo una fuerza vital en la política dominicana. La verdadera lucha no es contra una corrupción oportunista dirigida por un supuesto Ministerio Público Independiente, sino contra la desinformación y la desunión.
El partido debe refundarse desde dentro, volviendo a las raíces que Juan Bosch estableció. Es necesario que los miembros actuales y futuros comprendan por qué el PLD fue creado y para qué sirve. La educación política y el compromiso con los principios fundacionales deben ser restaurados. 13,000 miembros conocían estos objetivos, y es hora de revivir ese discurso colectivo.
Ser peledeísta significa ser bochista, seguir los ideales del maestro fundador. Debemos preguntarnos qué tipo de país queremos y qué mundo aspiramos construir. Esto implica retomar la educación para los dirigentes, hacer obligatorias las reuniones semanales y ejecutar planes de trabajo efectivos. Además, es esencial hacer una oposición firme en defensa de los mejores intereses del país y del partido.
Devolver el prestigio de ser miembro del comité central y del comité político debe ser una prioridad. El maestro fundador nos enseñó a estar orgullosos de ser peledeístas, un orgullo que debe ser renovado hoy. Desde Manzanillo hasta Higüey, los peledeístas deben pensar y actuar con un mismo espíritu político, como lo enseñó Bosch.
El reto actual es servir al pueblo con la misma dedicación y compromiso que en los tiempos de Bosch. Asumamos juntos este compromiso, no solo por el pasado, sino por el futuro de la República Dominicana. Por el viejo, por el maestro, por el guía, por el hombre honesto que lo dio todo a cambio de nada, debemos levantar una vez más la bandera del PLD y continuar su legado.
Es el momento de definir con claridad por qué somos peledeístas. Es el momento de retomar el camino marcado por Juan Bosch y reafirmar nuestro compromiso con el desarrollo y la justicia social. Unidos, podemos enfrentar cualquier adversidad y construir un futuro mejor para todos los dominicanos.