BUENOS AIRES (AP) — Las mujeres latinoamericanas llegan a otro 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, con motivos para protestar en las calles por sus derechos.

Las exigencias de igualdad a los gobiernos acumulan cuentas pendientes y este año, además, enfrentan nuevas amenazas de retroceso con la llegada al poder de hombres, como el presidente ultraderechista argentino Javier Milei, que han desechado abiertamente las políticas contra la discriminación.

La violencia de género se mantiene como uno de los problemas más acuciantes, acumulando muertes de mujeres y sin que la política pública haya corregido los índices de impunidad que van aparejados a las agresiones y feminicidios.

Pero no es la única deuda del sistema con ellas, que aún lidian con menos espacio en posiciones de poder y mayor precariedad laboral.

Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, una mujer es asesinada por razones de género en el continente cada dos horas.

Además, en posiciones de decisión, las mujeres no llegan a ocupar ni uno de cada tres puestos en gabinetes ministeriales en Latinoamérica. Les corresponde el 28,7% de estos espacios en el promedio regional y solo en dos países, Chile y Costa Rica, se llega o supera la paridad.

Prensa Asociada

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