NACIONES UNIDAS (AP) — La vicesecretaria general de Naciones Unidas instó a todos los países “con capacidad” a considerar con urgencia la petición del gobierno haitiano de enviar un contingente internacional armado que ayude a restaurar la seguridad y aliviar la crisis humanitaria en el país caribeño, que es “una crisis creciente de una escala y complejidad sin precedentes, que causa una gran alarma”.
Amina Mohammed también reiteró la petición del secretario general de la ONU, António Guterres, de ayuda internacional para la asediada Policía Nacional Haitiana.
“La inseguridad ha alcanzado niveles sin precedentes y los abusos de derechos humanos son generalizados”, dijo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Las pandillas han ampliado sus actividades criminales violentas, utilizan asesinatos y violaciones grupales para aterrorizar y subyugar a las comunidades”.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, y el Consejo de Ministros del país hicieron una petición urgente el 7 de octubre en la que pedían “el despliegue inmediato de una fuerza armada especializada, en suficiente cantidad” para detener la crisis provocada en parte por “las acciones criminales de pandillas armadas”. Pero más de dos meses más tarde, ningún país se ha ofrecido.
Entre tanto, la situación ya espantosa en Haití ha ido a peor.
La violencia de pandillas se ha incrementado a “niveles alarmantemente altos” con aumentos en los secuestros, asesinatos y violaciones, según Helen La Lime, enviada especial de la ONU para Haití.
En noviembre, señaló, se registraron “280 homicidios deliberados, la (cifra) más alta registrada”, dijo. En lo que va de año se han reportado más de 1.200 casos de secuestros por rescates, el doble que en 2021, “lo que convierte cualquier desplazamiento rutinario en una ordalía para el haitiano medio”.
El aumento de las denuncias de violaciones refleja el “espantoso” empleo de la violencia sexual por parte de los pandilleros “para intimidar y subyugar a comunidades enteras”, señaló La Lime, y la brutalidad de esa violencia “se ha convertido en una forma de ganar notoriedad para los responsables”.
Para agravar la situación de millones de haitianos, las pandillas controlan todas las principales carreteras que llegan a la capital, Puerto Príncipe, lo que ha creado una “situación económica catastrófica” porque el comercio se ha visto asfixiado, señaló.
“Cerca de la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria, con unas 20.000 personas en condiciones de hambruna”, añadió. Miles de personas se han visto desplazadas y el 34% de los colegios siguen cerrados, dijo La Lime. El número de posibles casos de cólera ha ascendido a 15.000.
Por su parte, las filas de la Policía Nacional haitiana siguen mermando con 13.000 empleados, de los que menos de 9.000 son agentes disponibles para servicio activo.
Aunque la policía ha realizado algunas operaciones efectivas contra las pandillas en Puerto Príncipe, indicó La Lime, necesitan una fuerza especializada, como indicó Guterres en octubre.
Muchos haitianos han rechazado la idea de otra intervención internacional y señalan que los cascos azules fueron acusados de agresiones sexuales y provocaron una epidemia de cólera hace más de una década que mató a casi 10.000 personas. Estados Unidos ha liderado varias intervenciones en Haití, una de ellas entre 1994 y 2004, y también hay oposición a otra operación militar estadounidense.
Algunos opositores afirman que Henry quiere utilizar las tropas extranjeras para mantenerse en el poder. El mandatario asumió el cargo el año pasado tras el asesinato aún sin resolver del presidente Jovenal Moïse. Muchos consideran que Henry ocupa el puesto de forma ilegítima porque nunca fue elegido en las urnas ni confirmado por parlamentarios.
Henry no ha fijado una fecha para las próximas elecciones, que no se celebran desde 2016, aunque ha prometido hacerlo una vez se calme la violencia.
El ministro de Exteriores del país, Jean Victor Geneus, dijo al consejo que las circunstancias que llevaron al gobierno a solicitar una fuerza internacional de respaldo a la policía “para erradicar o al menos contener el fenómeno de las pandillas armadas” y restaurar el orden no han cambiado mucho. El pueblo haitiano, señaló, apoya “en su gran mayoría” una fuerza internacional, “no importa lo que digan algunos”.
Geneus dijo que Henry se había reunido el miércoles por la mañana con líderes civiles, empresariales y políticos para firmar un documento de “Consenso Nacional” que establezca un consejo de transición para avanzar hacia la organización de elecciones “en el curso del próximo año”.
Estados Unidos sigue “defendiendo el apoyo internacional de seguridad, incluida una fuerza multinacional que no sea de Naciones Unidas como solicitó el gobierno haitiano”, indicó el número dos de la embajada estadounidense, Robert Wood.
Wood no identificó a los países que podrían liderar o participar en el contingente, pero señaló que Estados Unidos ha dado apoyo de seguridad a Haití por valor de más de 90 millones de dólares en los últimos 18 meses, y seguirá prestando “apoyo crítico”.
“Las soluciones deben estar lideradas por Haití, no por Canadá, no por Estados Unidos, no por nadie aquí, no por ningún país, no por Naciones Unidas”, dijo el embajador canadiense ante Naciones Unidas, Robert Rae, cuyo país ha sido mencionado como posible líder de un contingente multinacional.
Los planes deben proceder del país tras “un diálogo político profundo y continuado”, y “debemos hacer un esfuerzo coordinado por comprender las necesidades de los haitianos y apoyar los planes del país”.
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