El Senado estadounidense aprobó este jueves un monumental paquete de gasto de 1,7 billones de dólares (1,6 billones de euros), que incluye, entre otras partidas, el envío de 45.000 millones a Ucrania para contribuir a su defensa frente a la agresión rusa, un aumento del 10% en el gasto militar hasta los 858.000 millones, provisiones para facilitar la jubilación de los estadounidenses, ayudas a la industria de la langosta y a la recuperación de las zonas devastadas por las catástrofes naturales, unos rácanos mil millones para combatir el cambio climático en los países pobres y, sobre todo, la financiación necesaria para que el Gobierno pueda seguir funcionando hasta septiembre de 2023. La norma también incluye la prohibición del uso de TikTok en los dispositivos electrónicos de los empleados federales, por cuestiones de seguridad, y la reforma de la ley electoral de 135 años de antigüedad cuyas ambigüedades contribuyeron, tras una torticera interpretación de Donald Trump y los suyos, al ataque del Capitolio.
La votación fue holgada: 68 votos a favor y 29 en contra (con tres ausencias). La primera consecuencia de su aprobación, para la que se requerían 60 escaños, en virtud de la arcaica regla del filibusterismo que exige mayorías cualificadas para asuntos de calado, es que con ella se evita el cierre del Gobierno, que podría haber llegado tan pronto como el 24 de diciembre. La norma pasa a la carrera a su examen en la Cámara de Representantes antes de la firma del presidente Joe Biden.
Había prisa por evitar el estrangulamiento financiero y porque la actual configuración parlamentaria en el Capitolio tiene los días contados después de que los demócratas perdieran el control de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de noviembre, pero también porque la ciudad espera la llegada de una tormenta invernal que ya azota con bajas temperaturas a niveles históricos vastísimas zonas del centro y del norte de Estados Unidos. Su inminencia ha provocado la alerta de las autoridades, Biden incluido, que están recomendando adelantar todo lo posible los viajes navideños. Los congresistas, que tenían hasta el viernes para, como acostumbran, deshojar la margarita de la votación y las negociaciones, parecen haber tomado buena nota de esas advertencias.
A las prisas también pudo contribuir la visita relámpago del miércoles del presidente Volodímir Zelenski, que viajó al extranjero por primera vez desde el comienzo de la agresión rusa en febrero. En Washington, se vio con Biden en la Casa Blanca, que le prometió unos 2.000 millones de ayuda, que incluye una batería de misiles Patriot largamente ansiados por Zelenski. Después, habló por la noche en una sesión especial conjunta a los miembros del Senado y la Cámara de Representantes para animarles a que aprobaran los 45.000 millones incluidos en el paquete de gasto: “La ayuda económica a Ucrania no es caridad; es una inversión en la seguridad global”, les dijo.
Tras la votación, Chuck Schumer, líder demócrata en el Senado, descartó los problemas para que la ley continúe su camino en la Cámara de Representantes, donde un creciente número de republicanos muestran su incomodidad por la cantidad de dinero sin precedentes que está destinando Estados Unidos a Ucrania. “Sé que hay miembros del partido conservador, los que están más a la derecha, que de pronto han empezado a comportarse de un modo raro. Los republicanos solían ser antisoviéticos, anti Moscú”, declaró a los periodistas. “Y, de repente, se han convertido en apoyos de [el presidente ruso Vladímir] Putin. Solo espero que no sea otro residuo de la era Trump. Aquel tenía una relación muy venenosa con Putin”.
El último escollo que hubo que salvar el jueves fue en materia de inmigración, en concreto, sobre el Título 42, una medida de 1929 desempolvada por Trump durante la pandemia hace casi tres años para poder expulsar en caliente a migrantes en la linde con México por motivos sanitarios. Lo peor del coronavirus pasó, pero los republicanos no quieren tumbarla en un contexto de crisis en la frontera. Estaba previsto que expirara este miércoles pero el Tribunal Supremo le dio una vida extra al aplazar su final.
El Pais