Noticias Calientes

    El largometraje ‘Guayabo’, una  coproducción colombo-dominicana  llega a salas de cine colombianas el 9 de febrero 

    febrero 3, 2023

    Hallan a un mafioso italiano trabajando como pizzero tras 16 años prófugo

    febrero 3, 2023

    Decomisan 94 paquetes de droga cerca de las costas de la provincia San Pedro de Macorís.

    febrero 3, 2023
    Facebook Twitter Instagram
    Calientes:
    • El largometraje ‘Guayabo’, una  coproducción colombo-dominicana  llega a salas de cine colombianas el 9 de febrero 
    • Hallan a un mafioso italiano trabajando como pizzero tras 16 años prófugo
    • Decomisan 94 paquetes de droga cerca de las costas de la provincia San Pedro de Macorís.
    Facebook Twitter Instagram
    Bahia FronterizaBahia Fronteriza
    Siguenos
    • Inicio
    • País
    • Política
    • Economía
    • Internacional
    • Deportes
    • Farandula
    • Frontera
    Bahia FronterizaBahia Fronteriza
    Home»Internacional»La pesadilla de acostarse sin cenar vuelve a Brasil
    Internacional

    La pesadilla de acostarse sin cenar vuelve a Brasil

    enero 30, 2022
    Compartir
    Facebook Twitter Email Telegram WhatsApp
    Compartir en…
    • Facebook
    • Twitter
    • Whatsapp
    • Telegram

    El hambre regresa al debate político mientras 57 millones de ciudadanos están subalimentados a causa de la crisis, la pandemia y el recorte de programas sociales

    Anoche, todos los que viven en casa de María Elena da Silva, de 44 años, se acostaron hambrientos, sin cenar nada. Los once. Los nietos, las hijas, el hijo, la nuera, el yerno y la matriarca, una mujer menuda, delgada. Aunque sospecha que está enferma, ha tenido que bajar al río por la mañana a hacer la colada. Tres horas frotando con sus manos huesudas de dedos fuertes. Las ropas multicolores secándose contrastan con la vegetación de este rincón de Pernambuco, en el Brasil más pobre. “Las cosas están muy apretadas, mucho. Lo más difícil es la alimentación”, se lamenta en la sala-cocina de una precaria casita de ladrillo con suelo de tierra en Garanhuns.

    La señora Silva con uno de sus nietos en la sala cocina de su casa de ladrillo y suelo de tierra, en Garanhuns (Pernambuco).

    Les faltan agua y electricidad mientras sobran las moscas y las penurias. “Solo me queda la ayuda de Dios”, dice resignada esta mujer que vive en un quilombo, las comunidades fundadas por esclavos huidos de los ingenios azucareros. No todos los días su familia se acuesta con el estómago vacío, pero cada vez es más frecuente que se queden sin desayuno, almuerzo o cena.

    El hambre ha vuelto con fuerza al debate político en Brasil. Medir su incidencia es asunto complicado, pero poco le importa a esta mujer. Las privaciones se le multiplican. En el país más desigual del continente más desigual, la pobreza tiene color y género. La mayoría de los que comen menos de lo que deberían son familias encabezadas por negras o mestizas, mujeres solas como las que viven en esta comunidad cuatro horas en coche tierra adentro de la costa pernambucana. En esta región nació Lula da Silva, que hizo de la lucha contra el hambre bandera y prioridad al llegar al poder en 2003.

    Ivone Maria Araujo, en la cocina de su casa, en el interior del Estado de Pernambuco. Como sus vecinas cada vez tiene más dificultades para hacer tres comidas al día.

    La señora Silva y los suyos viven en la incertidumbre cotidiana, sin saber qué y cuándo van a comer. A su nuera no le ha subido la leche, así que alimenta a su bebé con leche de vaca. Al primero, que tuvo con 16 años, pudo amamantarlo. Sus vidas penden de un equilibrio frágil. Basta que falle una pieza para que todo se desmorone.

    En estas pequeñas comunidades de descendientes de esclavos sienten que la mejoría que experimentaron desde el inicio de siglo se frenó y viven un retroceso. Y eso les aterra. Atrás quedó la época en que cuatro de cada diez bebés morían o cuando niñas de siete años emigraban a la ciudad para ser niñeras. Niñas cuidando bebés. Nadie da ya a los críos pienso de animal como si fueran galletas, pero muchos siguen como sus antepasados, sin tierras propias para cultivar. Y aún hay familias inmensas, lo que dificulta la subsistencia porque no hay trabajo o la paga es misérrima. El jornal por cultivar para otros es de 50 reales (8 euros, 9 dólares) ; con café y almuerzo incluido, baja a 40.

    La pandemia ha agravado un aumento del hambre que ya existía”, sostiene al teléfono el investigador brasileño Marco Teixeira, del equipo Alimento para la Justicia de la Universidad Libre de Berlín y coautor de una de las encuestas mencionadas. “El punto de inflexión fue 2016″, añade.

    Es decir, la llegada al poder del centro derecha con el impeachment, que cerró abruptamente la etapa del Partido de los Trabajadores (PT). La pandemia y la larga crisis económica han vaciado los bolsillos de millones de brasileños y llenado las aceras de las ciudades de indigentes. A todo ello, explica, se suma un cambio estructural. La austeridad y el techo de gasto sustituyeron una política que priorizó los programas sociales.

    El País de España

    Share. Facebook Twitter Email Telegram WhatsApp

    Mas Noticias

    Hallan a un mafioso italiano trabajando como pizzero tras 16 años prófugo

    Citan a alcalde de Haití sospechoso de relacionarse con pandillas

    EEUU acusa a cuatro sospechosos por el magnicidio de Moïse

    Provincia canadiense intenta despenalizar drogas para combatir crisis de sobredosis

    Redes sociales
    • Facebook
    • Twitter
    • Instagram
    Demo
    Nosotros
    Nosotros

    Bahia Fronteriza te informa de última hora sobre la actualidad en República Dominicana y Latinoamérica: Política, economía, Deportes, Cultura, Ciencia y Tecnología.

    Denuncias: [email protected]
    Contactanos: +1-809-504-1982

    Síguenos!
    • Facebook
    • Twitter
    • Instagram
    MENU
    • Nosotros
    • Contactanos
    Bahia Fronteriza
    Facebook Twitter Instagram WhatsApp Telegram
    © 2022 Derechos reservados por Bellota Hosting.

    Type above and press Enter to search. Press Esc to cancel.

    Go to mobile version