Agencia EFE

Faltaban apenas unas horas para que comenzase la liga cubana de béisbol cuando comenzó a circular la noticia de que Wilfredo Aroche, estrella de los Industriales de La Habana, se había marchado a Italia a última hora y por sorpresa.

Aroche, de 37 años y más de 10 temporadas como profesional en la isla, había abandonado el país sin avisar a su equipo ni a las autoridades para renovar una residencia en Italia, donde ya había jugado antes con permiso del Gobierno cubano, como admitiría el pelotero después al medio especializado «Swing completo».

Este episodio dejó nuevamente en relieve un problema que ha mermado al deporte favorito de los cubanos y que se respira en cada esquina del país: el béisbol.

Cuba ha vivido en las últimas décadas una fuga de talentos –legal e ilegal– que, de rebote, ha afectado el nivel de la liga y que al mismo tiempo refleja las dificultades para que un beisbolista profesional aspire a una mejor vida, tanto profesional como personal.

El episodio del pasado octubre, cuando doce jugadores de la selección sub-23 aprovecharon la Copa del Mundo juvenil que se disputó en México para desertar, es un buen ejemplo de la problemática. 

Esta fuga se sumó a otra que ocurrió en junio, con dos salidas durante la concentración para el torneo preolímpico de las Américas en estadios de Florida (Estados Unidos).

Muchos de los desertores buscaban la fortuna de las Grandes Ligas (MLB, en inglés) de Estados Unidos, la mejor del mundo y un sueño prácticamente imposible para ellos.

SIN ACUERDO 

La administración del expresidente de EE. UU. Donald Trump borró de golpe el acuerdo de deshielo que logró su antecesor, Barack Obama, y que facilitó la contratación de cubanos en la MLB.

“Estoy seguro de que en la historia de cualquier país o cualquier deporte no existe algo como lo del béisbol cubano, en cuanto a éxodos”, argumenta en entrevista a Efe del cubano Francys Romero, autor del libro El sueño y la realidad: historias de la emigración del béisbol cubano (1960-2018).

Detrás de Romero hay una pizarra blanca con anotaciones de deserciones de peloteros cubanos por año.

El también redactor de la página oficial de la MLB logró registrar el total de salidas anuales con ayuda de sus fuentes y con la poca información oficial durante las pasadas décadas.

En 2014, la Federación Cubana de Béisbol (FCB) decidió abrir la mano y buscó fórmulas para que los jugadores pudiesen salir, siempre y cuando el Estado funcionase como una especie de representante y se quedase con un porcentaje de las ganancias, explica Romero.

Un año después, de acuerdo con sus datos, se fueron 202 jugadores, una cifra histórica.

Incluso en medio de la pandemia, las salidas han sido una constante y se reactivaron después de que el país se reabriera en noviembre tras las restricciones sanitarias.

“Desde noviembre hasta finales de año, estimó que se han ido entre 35 y 40 jugadores, legal e ilegalmente”, continua.

Las autoridades cubanas reconocen también que la cifra es abultada. De acuerdo con el diario oficial “Trabajadores”, un total de 635 beisbolistas han abandonado el país en los últimos seis años (la cifra contempla salidas con y sin permiso del Estado). 

ÉXODO DE JÓVENES PELOTEROS

Lo que también evidenciaron las fugas de finales de 2021 es que los jugadores que desertan son cada vez más jóvenes y muchos de ellos menores edad. 

“Cuanto más joven te vas es más fácil subir a las Mayores (MLB). Es la tormenta perfecta: fuga de talento y un régimen cerrado, el béisbol cubano vive el peor momento en su historia”, se queja amargamente Jorge Ebro, histórico cronista cubano especializado en béisbol y afincado en Florida.

El pasado 15 de enero, la MLB comenzó el periodo de transferencias internacionales y, hasta el corte del 18 de enero, un total de 15 cubanos habían firmado por equipos estadounidenses.

Sobresalió la adquisición por casi 5 millones de dólares del jardinero Cristhian Vaquero -de 17 años y segundo lugar en la lista de los 15 mejores prospectos- para que juegue con los Nationals de Washington.

El presidente de la Confederación Mundial de Béisbol-Softbol (WBSC), Riccardo Fraccari, adelantó el pasado 17 de enero durante una visita a Cuba que el organismo está elaborando un plan para facilitar las salidas de los peloteros hacia ligas foráneas.

Lograr una «base legal de protección del atleta» es algo «muy importante» para los jugadores, recalcó Fraccari, que consideró que el acuerdo con la FCB también lograría devolverle al béisbol cubano su «brillo».

Expertos y expeloteros en el exilio, sin embargo, se muestran escépticos ante esta iniciativa.

“Es puro (solo) blablablá, hoy el béisbol es una víctima más de lo que pasa en el país, ahora en Cuba la gente sigue más a (Lionel) Messi o a Cristiano (Ronaldo)”, concluye Ebro.

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