Por Lucila Sigal

BUENOS AIRES, 26 nov (Reuters) – La magia de Diego Armando Maradona en la cancha y la pasión que despertaba su figura inspiraron canciones, películas, murales y libros de artistas de todo el mundo que acudieron a las redes sociales para despedirlo y rendirle homenaje.

«Dios era el diez», dijo el cantante y compositor español Joaquín Sabina en su cuenta de Instagram, junto al video de un tema que dedicó al astro del fútbol argentino, que murió el miércoles en Buenos Aires a los 60 años.

Aunque tal vez en Argentina el tema más popular sobre el jugador sea «La Mano de Dios» del fallecido cantante Rodrigo, una cumbia pegadiza que se convirtió en un himno, el exjugador inspiró también dos temas del francés-español Manu Chao, que compuso «Santa Maradona» con su banda Mano Negra y «La vida es una tómbola» como solista.

«DIEGO! ERES EL MEJOR», dijo Manu Chao en Instagram con imágenes del video de «La vida es una tómbola», en el que aparece el «10» y cuya letra dice que «Si yo fuera Maradona, viviría como él» y glorifica la rebeldía del argentino contra la FIFA, el órgano rector del fútbol mundial.

Los argentinos Andrés Calamaro, Fito Páez, Los Piojos, Las Pastillas del Abuelo y el mítico Charly García, entre otros, también le dedicaron emotivas canciones y muchos de ellos lo recordaron en las redes sociales.

«Adiós barrilete cósmico! Vivirás en nuestros corazones! El 10 forever», dijo Páez en Instagram junto a una foto de Maradona embarrado en la cancha con la camiseta del club Boca Juniors.

El guitarrista británico Brian May, integrante de Queen, también le dedicó un mensaje al publicar una foto de Maradona con la camiseta inglesa al lado de Freddie Mercury, que llevaba la de la selección argentina al margen de un concierto que la banda dio en 1981 en el Estadio Vélez Sarsfied de Buenos Aires.

«Mitad Ángel, Mitad Demonio, dicen… y todo genio (…) QEPD DIEGO MARADONA. Demasiado joven. Muy triste. Ojalá hubiera podido llevarle mi cardiólogo para que lo salvara como me salvó a mí», dijo May en su cuenta de Instagram.

«Diego» o «Pelusa», como se lo conocía a Maradona, murió por una insuficiencia cardíaca, luego de arrastrar diversos problemas de salud vinculados a sus abusos con las drogas y el alcohol y semanas después de someterse a una cirugía craneal.

Pero no sólo el mundo de la música le rindió homenaje.

La controvertida vida de Maradona también capturó el interés de cineastas como el serbio Emir Kusturica y el británico Asif Kapadia, quienes filmaron documentales retratando el costado más humano del jugador, su origen humilde, sus dramas personales y su estilo desfachatado, que lo llevaba a decir siempre lo que pensaba sin importarle las consecuencias.

«Todavía no puedo creer que DM se haya ido. Difícil de procesar. Siempre pareció indestructible. Pasé 10 horas con el hombre! Toqué su pie izquierdo. Hicimos lo mejor para mostrar al mundo al hombre, al mito, al luchador que fue. El más grande», dijo en Twitter Kapadia, quien filmó el documental «Diego Maradona», que fue presentado en el Festival de Cannes en 2019.

Por su parte, el realizador serbio publicó en Instagram emojis de un corazón y una mano rezando junto al nombre del jugador y fotos del rodaje de su documental «Maradona por Kusturica», una de las cuales muestra al argentino exhibiendo el tatuaje de Ernesto «Che» Guevara en su brazo derecho.

Escritores argentinos como Guillermo Martínez, Sergio Olguín , Gullillermo Saccomano y Claudia Piñeiro también le dedicaron unas palabras.

«Maradona tiene una primera dimensión como jugador extraordinario, aguerrido, épico, (aunque entre todas sus virtudes yo prefiero sobre todo la alegría de jugar que transmitía) y una segunda dimensión mítica que tiene que ver con el camino del héroe que fue su vida», dijo Martínez, autor de «Crímenes imperceptibles» a la agencia de noticias estatal.

La admiración y pasión que despertaba su juego en la cancha trascendió a tal punto el fútbol que el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) despidió a Maradona designándolo «artista argentino».

(Reporte de Lucila Sigal. Editado por Javier Leira)

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